El retraso mental significa que el funcionamiento intelectual es menor de lo normal con limitaciones del funcionamiento adaptativo. El retraso mental se presenta en personas de todas las razas y etnicidades y es el trastorno más frecuente del desarrollo, ya que afecta a aproximadamente un 1% de la población general. Las personas con retraso mental obtienen una puntuación baja en las pruebas de inteligencia (cociente intelectual [CI]), pero los efectos sobre el funcionamiento de la vida diaria dependen de su gravedad y de los deterioros asociados. Los niños con retraso leve (alrededor de un 85% de los que presentan retraso mental) suelen aprender a hablar y llegan a ser independientes para cuidar de sí mismos, a pesar de que su ritmo de desarrollo es más lento de lo normal.
A. Capacidad intelectual significativamente inferior al promedio: un CI aproximadamente de 70 o inferior en un test de CI administrado individualmente (en el de niños pequeños, un juicio clínico de capacidad intelectual significativamente inferior al promedio).
B. Déficit o alteraciones de ocurrencia en la actividad adaptativa actual (eficacia de la persona para satisfacer las exigencias planteadas para su edad y su grupo cultural), en por lo menos dos de las áreas siguientes: comunicación personal, vida doméstica, habilidades sociales-interpersonales, utilización de recursos comunitarios, autocontrol, habilidades académicas funcionales, trabajo, ocio, salud y seguridad.
C. El inicio es anterior a los 18 años.
F70 Retraso mental leve (317): CI entre 50-55 y aproximadamente 70.
F71 Retraso mental moderado (318.0): CI entre 35-40 y 50-55.
F72 Retraso mental grave (318.1): CI entre 20-25 y 35-40.
F73 Retraso mental profundo (318.2): CI inferior a 20-25.
F79 Retraso mental de gravedad no especificada (319): cuando existe clara presunción de retraso mental, pero la inteligencia del sujeto no puede ser evaluada mediante los test usuales.
El retraso mental se debe a muchas causas diferentes, aunque en ocasiones no se identifica una evidente.
• Las causas genéticas incluyen el síndrome de Down, que es consecuencia de poseer un cromosoma 21 adicional, y el síndrome del X frágil, resultado de tener un cromosoma X anómalo.
• Las enfermedades metabólicas son problemas de la degradación o eliminación de algunas sustancias químicas del cuerpo. Por ejemplo, la fenilcetonuria (FCU) es una enfermedad metabólica que origina lesión cerebral y retraso mental a menos que se modifique la dieta para limitar el consumo de una sustancia llamada fenilalanina.
• Durante el embarazo las infecciones aumentan el riesgo de dar a luz un bebé con retraso mental. En el futuro bebé, además de problemas auditivos y visuales, virus como el de la rubéola provocan retraso mental.
• Durante el embarazo el consumo de alcohol puede ser causa del trastorno de espectro de alcoholismo fetal (TEAF). Los niños con TEAF presentan una serie de problemas físicos y retraso mental. Durante el embarazo, el consumo de otras drogas es ocasionalmente causa de retraso mental.
• Otras posibles causas de retraso mental son lesión del cerebro después del nacimiento debido a falta de oxígeno, traumatismo físico o desnutrición
El Diagnóstico diferencial del retraso mental debe realizarlo personal especializado en el uso de técnicas psicométricas estandarizadas; por lo tanto el docente deberá hacer la consulta a un centro de salud mental o directamente a un psicopedagogo
Actualmente las técnicas psicométricas más utilizadas y que presentan actualizaciones en sus tabulaciones son:
WISC en niños de escolaridad primaria, y GIPSY en niños de jardín de niños
Otra técnica también factible de usar especialmente en niños con trastornos del lenguaje o dificultades motoras gruesas es el Raven infantil, y en casos severos se puede utilizar Terman Merril
El WISC o GIPSI evalúan los aspectos cuantitativos (cocientes intelectuales) y cualitativos (edades de desarrollo intelectual equivalentes y funciones intelectuales); en dos áreas verbal y ejecutivo –concreto
Los datos que aportan estas técnicas son útiles para el docente en cuanto a la conformación de su grupo de trabajo, agrupando cocientes intelectuales y edades cronológicas y, dentro de estos, clasificar las edades mentales y las áreas de mayor compromiso; facilita de este modo la implementación de tareas especificas y pautadas
Sólo pueden prevenirse algunos tipos de retraso mental. Para algunos síndromes
caracterizados por este problema, las pruebas genéticas realizadas antes de la
concepción ayudan a los futuros padres a conocer sus probabilidades de transmitir
determinados genes a su descendencia. El hecho de que el padre o la madre sea
portador de un gen concreto asociado a retraso mental no significa necesariamente que el bebé nacerá con este problema. Hablar con un consejero genético ayudará a los padres a tomar decisiones sobre crear una familia y someterse a exámenes adicionales.
• Manténgase al corriente de las vacunaciones (las suyas y las de sus hijos).
• Durante el embarazo siga una dieta nutritiva y equilibrada. Tome un complejo
multivitamínico y acuda a todas las visitas prenatales con su ginecólogo.
• Si está embarazada o desea concebir, no consuma alcohol ni drogas.
• Si tiene antecedentes familiares de enfermedad genética, obtenga consejo genético.
• Si sus hijos participan en deportes como ciclismo o patinaje, oblígueles a llevar
casco.
El tratamiento específico responde al orden terapéutico: psicopedagogía, fonoaudilogía, psicomotricidad, kinesiología y terapia ocupacional
En el ámbito escolar de educación especial, el docente se limita a la planificación curricular de las escuelas diferenciadas en el ámbito pedagógico, ya que cualquier trastorno lindante con la patología de base tendrá su tratamiento fuera del horario escolar
.
Los niños con retraso mental pueden gozar de una vida plena. Los programas de intervención precoz ayudan a estos niños a adquirir habilidades básicas para cuidar de sí mismos y las de socialización.
Pueden estar en la misma clase que niños sanos y recibir una ayuda especial del profesorado. Según la gravedad de su retraso mental, los adultos pueden vivir solos, con compañeros o en hogares colectivos con ligera supervisión, según el grado de ayuda que requieran. Los adultos con retraso mental grave pueden vivir en residencias comunitarias que provean apoyo diario.